
La curiosidad es una virtud innata en los más pequeños. Los niños se plantean preguntas sobre el mundo en el que viven y sienten ese gran impulso por conocer cómo funciona todo. La infancia es una etapa idónea para aprovechar esa curiosidad innata y dirigir ese entusiasmo hacia la ciencia. Los intereses que los niños desarrollan a una edad temprana determinarán los intereses que tendrán más adelante en su vida.
Un estudio de la Universidad de Úlster reveló que a los cinco años, la mayoría de los niños ya se han formado una imagen sobre las diferentes ciencias. Después, a los siete años, desarrollan una actitud positiva o negativa hacia la ciencia en general que permanecerá arraigada en ellos durante mucho tiempo.
Esto mismo ocurre con las matemáticas. Junto con el lenguaje, las matemáticas cumplen un papel fundamental. Se trata de un aprendizaje clave para el desarrollo de aptitudes intelectuales tempranas en los niños. Por ello, cada vez hay más nuevos e innovadores métodos para la enseñanza de las matemáticas que adaptan el conocimiento a las necesidades del estudiante. Sin embargo, se trata de un aspecto académico que muchas veces parece complejo por su nivel de abstracción. Es fundamental conocer las ventajas de ambas ciencias.
El desarrollo del pensamiento lógico ayuda a aumentar la capacidad intelectual para adquirir todo tipo de conocimientos. Es por ello que es muy importante que la formación se inicie a los tres años y se refuerce con la escolarización. Gracias a ello, más adelante, podremos desarrollar un pensamiento más complejo.
El aprendizaje temprano de matemáticas abre las puertas a otros aprendizajes gracias a la estimulación y al manejo de símbolos.
Las matemáticas forman parte de nuestra vida diaria de forma inevitable. Por ello, cuanto antes se inicien los niños en las matemáticas, antes se inicia su capacidad de autonomía para que puedan desenvolverse en tareas diarias. Esto les ayudará a manejar dinero, horarios, deberes o participar en diferentes juegos.
Aprender y ejercitar matemáticas en edades tempranas fomenta el desarrollo de la capacidad creativa gracias a la inducción del pensamiento lógico y el razonamiento.
El propio devenir de pensamiento matemático conlleva buscar soluciones creativas. De este modo, aumenta la capacidad de investigación de los niños, que sienten la necesidad de crear y probar con alternativas de forma constante.
Otro de los grandes beneficios de aprender matemáticas de forma temprana es el aumento de la agilidad mental. Esto es gracias al desarrollo de la capacidad de concentración y relaciones lógicas, que permiten una reacción rápida de la mente para interpretar y resolver problemas.
Cuando los niños van adquiriendo la capacidad de resolver diferentes ejercicios, los logros se vuelven satisfactorios. Después, la búsqueda de esa satisfacción y seguridad adquirida harán que la persona mantenga una actitud positiva en todos los ámbitos.
Es muy común pensar que las matemáticas comienzan en Elementary School (E. Primaria), pero no es así.
Aunque es cierto que es en primaria cuando se enseñan las primeras actividades de sumas y restas, es durante la etapa de infantil cuando los más pequeños adquieren las nociones y estructuras básicas que serán el cimiento de la lógica matemática.
Este pensamiento lógico matemático infantil comienza con esquemas perceptivos y motores para la manipulación de objetos. A raíz de esa manipulación, los niños forman nuevos esquemas más precisos de la realidad que les rodea. Estos esquemas les ayuda a conocer de forma individual cada objeto y diferenciarlo de otros.
La lógica matemática está presente en la vida diaria de las clases de Educación Infantil a través de diversas actividades:
Muchos alumnos de Elementary School, Middle School y High School tienen dificultades para destacar en matemáticas. Se trata de un dato preocupante, debido a que las matemáticas están asociadas a una buena parte del rendimiento escolar y con el éxito académico de los siguientes niveles.
Hay una serie de consejos que podemos adoptar para ayudar a los más pequeños a mejorar e incluso disfrutar de las matemáticas:
Las ciencias dan a los niños una imagen más amplia sobre cómo funcionan las cosas. Les proporciona información sobre el mundo en el que viven, desde el cuerpo humano hasta el sistema solar. Ese conocimiento se convertirá, sin duda, en la base para adquirir nuevos conceptos, encontrar interrelaciones y tener, en general, una perspectiva más completa sobre su realidad.
La ciencia también potencia los procesos de analizar y sintetizar, dos operaciones que son básicas del pensamiento. Además, promueven habilidades investigativas. Los más pequeños aprenden a formular preguntas e intentan contrastar la hipótesis siguiendo un método, lo que contribuye al desarrollo del pensamiento lógico.
La ciencia también anima a los alumnos a pensar por su cuenta y a llegar a sus propias conclusiones fomentando el pensamiento libre y autónomo.
La ciencia proporciona a los niños la oportunidad de desarrollar y practicar habilidades y cualidades que le serán de gran ayuda en su futuro. Se trata de una asignatura que les enseña a mantenerse concentrados en una tarea y los lleva a tomar decisiones y sacar conclusiones en base a sus propias observaciones y experimentos.
De igual modo, la ciencia estimula sus habilidades colaborativas y de trabajo en equipo, así como sus habilidades de comunicación.
Los niños que aprenden sobre la Tierra y los seres vivos, serán niños más comprometidos con el cuidado del planeta. Cuando crezcan harán un uso racional de los recursos naturales.
Conocer de primea mano el impacto que tiene los cambios ambientales y la actividad humana conlleva el desarrollo de la conciencia medioambiental desde una edad temprana, fomentando el amor y el respeto por la naturaleza.
Existen diferentes actividades a través de las cuales se puede desarrollar el interés por la ciencia desde una edad temprana.